La vida me regaló un hijo y para colmarme de más felicidad,
llegó ella… Con el primer bebé puedes pasar horas y horas tan solo pendientes
de él. Con el segundo, los tiempos se manejan de forma diferente. Y no dejas de
sentirte culpable…o al menos yo.
Me siento culpable por no dedicarle todo el tiempo que me
gustaría: por no poder sentarme
tranquila, y leerle un cuento como hacía con su hermano… por no cogerla cada
vez que me pide brazos porque estoy atendiendo al mayor, y no tengo cuatro
brazos…por no hacerle el millón de fotos y videos que se merece, para no
olvidar ni un segundo de sus maravillosos primero años…por no poder escribir sobre
sus avances y gritar a los cuatro vientos lo feliz que me hace…por hacerle
comer rápido y al final acabar dándoselo yo, para que dé tiempo a hacer otra
cosa…por dejarla más tiempo en la guarde y que pueda llegar a recoger a su
hermano del cole…por estas cosas, y muchas más, siento que le debo… Y por mucho
que quieres organizarte, no lo consigues. Porque entonces, intentas pasar más
tiempo con ella, y te sientes culpable con tu hijo mayor… porque antes tenía
toda tu atención y ahora no la tiene. Porque le haces mayor antes de tiempo pidiendo
que cuide de su hermana, porque necesita llegar del cole y contarte todo, pero
tú estás deseando en muchas ocasiones que termine para empezar con otra cosa
pendiente… SI. Me siento muy culpable, incluso de sentirme culpable… La teoría es
disfrutar del tiempo con calidad. Que lo poco que puedas dedicarles sea
intenso, y que nunca dejen de percibir todo el amor que les tienes por encima
de las prisas. Esa es la teoría…y me la repito cada día…Pero, aunque es cierto
que a veces lo consigo, la realidad es que la mente casi siempre está ocupada
con otras cosas distintas a ESTAR CON ELLOS Y SOLO CON ELLOS. Mi vida es un puzzle
ahora mismo. Y en el trabajo de recomponerlo estoy…
Hasta pronto amig@s.
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