Mi visión y experiencia sobre las cremas solares para niños

Ahora que llega el verano, y exponemos a nuestros bebés al sol, tenemos que tener especial cuidado con ellos para evitar insolaciones y deshidrataciones.
El tema de la protección solar está claro, pero... ¿hasta que punto es bueno utilizar las cremas fotoprotectoras de alta intensidad?
Recuerdo una de mis visitas al pediatra, en las que el médico se echó las manos a la cabeza, cuando le dije que utilizaba crema pediátrica factor 50+ … Os hablo del año pasado cuando mi peque tenía apenas unos meses…
Resulta que es mucho más efectivo utilizar cremas con un nivel más bajito de protección y aplicarlas más a menudo, que las de pantalla total (al menos hasta los 2 años). Es debido, a la cantidad de químicos que tienen estos productos, y lo sensible que tienen la piel los bebés.
Mi recomendación es, NO ABUSAR DE LAS CREMAS y  en cambio, utilizar otras medidas:

  1. Limitar la exposición al sol cuando está más alto
  2. Aprovechar las sombras
  3. Utilizar gorra que cubra bien todas las zonas, incluido el cuello y orejas
  4. Usar ropa de baño con protección solar, especialmente en la playa
  5. Hidratar al máximo al niño, ofreciéndole agua cada poco tiempo
  6. Las cremas con factor de protección no mayor a 35. Aplicándolas cada 15min o 30min en función de la exposición.

En mi caso, así lo hago (y eso que mi niño tiene la piel extremadamente blanca)...
¡Ojo con las horas de bajar a la playa y piscina! Procurad no ir en las horas centrales del día.
Me parece interesante este artículo que he encontrado publicado hoy mismo, y que resume bien, el porqué de esto que os he contado.
¡¡Hasta pronto!! Y disfrutad del sol y el verano con cuidado.

Estudios sobre el cutis de los niños obligan a actualizar las normas de protección solar

La piel de los niños pequeños no acaba de madurar como barrera protectora por lo menos hasta el tercer año de vida, según advierte un informe presentado en julio en la revista médica Pediatrics. Por ello, es menos impermeable y más vulnerable que la piel de los niños mayores o de los adultos.
Además, la piel tiene una importante función inmunitaria para luchar contra las infecciones y para eliminar las células precancerosas. Pero en niños pequeños la inmunidad de la piel aún no está bien desarrollada. Y en niños mayores la radiación ultravioleta del sol suprime esta acción inmunitaria, por lo que aumenta el riesgo de que las células precancerosas evolucionen años más tarde hacia un cáncer.
El informe, titulado Nueva visión de la piel de los lactantes y niños pequeños: implicaciones para la protección solar y firmado por dermatólogos de EE.UU., Reino Unido, Francia y Singapur, recuerda que la exposición al sol es necesaria para que el organismo produzca suficiente vitamina D para asegurar un crecimiento saludable. Pero alerta sobre el exceso de radiación solar en los primeros años de vida. Y enfatiza que hay que extremar las medidas de protección solar en los niños pequeños.
Las medidas más apropiadas en niños pequeños son llevar ropa incluso en la playa para proteger la piel de los rayos solares, utilizar gorro y evitar el sol a mediodía. En cambio, los autores del informe recomiendan evitar las cremas protectoras en menores de seis meses y limitarlas a casos en que no sea posible evitar la exposición directa y continuada al sol hasta los dos años.
"La piel de los niños menores de dos años, y sobre todo de los menores de un año, es muy distinta a la de una persona adulta", explica Susana Puig, dermatóloga especialista en melanoma del hospital Clínic. Al ser más permeable, "tiene más capacidad de absorber algunas moléculas de las cremas solares".
Por este motivo, se desaconseja el uso excesivo de cremas solares durante la primera infancia (especialmente si contienen oxibenzona, un fotoprotector químico con posibles efectos estrogénicos que en principio no debe encontrarse en las cremas infantiles).
La mayor permeabilidad de la piel durante la primera infancia explica también que los niños pequeños se deshidraten más fácilmente que los de más edad, un fenómeno que se ha demostrado en niños de hasta cuatro años. Por este motivo, se recomienda darles de beber y refrescarles con frecuencia cuando aprieta el calor, explica la doctora Susana Puig.
Una diferencia importante entre la piel de un lactante y la de un adulto es su grosor. La capa más externa de la epidermis, el estrato córneo, que es la primera barrera protectora frente a la radiación ultravioleta del sol y otras agresiones ambientales, es un 30% más delgada en los lactantes, advierte el informe de Pediatrics.
Una segunda diferencia importante es su composición. Si en los adultos la piel contiene aproximadamente la misma cantidad de proteínas que de grasas, en los lactantes contiene cuatro veces más proteínas. Y los niños pequeños tienen menos melanina protectora que los mayores.
El informe de Pediatrics denuncia que la gran mayoría de los estudios sobre los efectos de la radiación solar en la piel se han centrado en adultos y reclama que próximos estudios investiguen mejor los efectos específicos del sol en la piel infantil.

Por ahora se ha demostrado que las alteraciones genéticas que el exceso de sol causa en la piel son distintas según la edad en que más se ha tomado el sol. Así, los melanomas derivados de un exceso de radiación en la etapa adulta suelen estar relacionados con un gen distinto llamado NRAS y diagnosticarse con una media de edad de 62 años. En cambio, los melanomas derivados de un exceso de radiación ultravioleta en la infancia suelen estar relacionados con un gen llamado BRAF y aparecen a edades más precoces. La media de edad en el momento del diagnóstico es de 47 años, aunque también se dan casos en adultos más jóvenes y en el hospital Clínic incluso se diagnosticó un melanoma relacionado con la exposición al sol en una persona pelirroja de 14 años. Estos cánceres de piel se explican porque la radiación ultravioleta puede dañar el ADN de las células cutáneas. En una piel sana, las células con el ADN dañado son retiradas gracias a la acción inmunitaria de la propia piel. Pero en una piel agredida por el sol la acción inmunitaria no es tan eficaz. "Los niños pequeños son especialmente vulnerables a la acción del sol sobre la inmunidad de la piel", advierte Asunción Vicente, dermatóloga pediátrica del hospital Sant Joan de Déu. "Tienen una menor capacidad de respuesta al daño solar que los adultos. Por ello, la exposición excesiva al sol durante la infancia es el mayor factor de riesgo de sufrir cáncer de piel a lo largo de la vida". Pero añade que "no hay que obsesionarse; tomar un poco de sol es bueno para producir vitamina D, lo que es malo es el exceso".
Por la experiencia de Susana Puig en el Clínic y de Asunción Vicente en Sant Joan de Déu, en España las familias suelen estar concienciadas sobre el riesgo del exceso de sol en niños. Sin embargo, no aplican las medidas de protección más recomendables para los niños pequeños. "La protección se basa mucho en utilizar cremas solares y poco en ponerse una gorra, utilizar ropa y evitar exponerse al sol en las horas de más radiación", advierte Susana Puig.

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Fuente: La vanguardia.com

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Maternidadypsicología

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