¿Por qué van unidos cuerpo y mente en el deseo de tener hijos?


En primer lugar, porque el "querer" pertenece al mundo del deseo, de lo afectivo, de la voluntad, del pensamiento. Sin el pensamiento no podemos actuar. Con el pensamiento funcionamos en el mundo laboral, familiar y personal. Pensamos y luego actuamos. Cuando la pareja piensa en "ir a por el niño" se ponen en marcha un sinfín de expectativas, emociones y pensamientos acerca de cuándo se dará el acontecimiento, el mes, el horóscopo que tendrá, si nacerá en verano o en invierno, si en un buen momento laboral o previsiblemente incómodo, incluso los nombres de los bebés empiezan a buscarse, además de la elección de los días supuestamente más fértiles para conseguir el embarazo deseado. Los primeros meses en los que no sucede el embarazo, los pensamientos son positivos, todos saben que no siempre se consigue al primer mes, en realidad dependiendo de la edad de la mujer, existe diferente grado de probabilidad de embarazo por mes y, por lo tanto, por año. Sin embargo, las emociones como la ilusión, la alegría, y sobretodo la esperanza, están a flor de piel mes tras mes en espera del embarazo deseado. omo vemos, en el querer tener hijos la mente juega un papel importante.
En segundo lugar y como señala la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO), la esterilidad es "El padecimiento que aqueja a parejas que no consiguen hijos de forma natural a los dos años de relaciones sexuales normales". Esta definición médica de esterilidad deja claro que existe un sufrimiento o padecimiento en las personas con problemas de fertilidad. Las causas de la infertilidad pueden ser de origen femenino, masculino, mixtas y desconocido. En este último caso, determinadas alteraciones emocionales como niveles elevados de estrés, ansiedad, etc. pueden estar afectando la fertilidad. Cuando el origen es cualquiera de los anteriores, los aspectos psicológicos también pueden estar mediando el embarazo deseado. Cuerpo y mente van unidos en la salud y en la enfermedad, en la forma de experimentar, sentir e interpretar los acontecimientos vitales estresantes, como por ejemplo la infertilidad, y por supuesto en la forma de afrontar la situación.

fuente:saludalia.com


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